Era muy alto. O así me lo parecía. No era precisamente guapo. Ni flaco. Tenía el pelo oscuro, rizado y espeso y un bigote muy negro. Su frente era amplia y despejada y por encima de las orejas asomaban tímidamente las señales blancas que va dejando la madurez. Sus ojos eran pequeños, profundos y oscuros, unos ojos de esos que parecen mirar siempre más allá de lo que la realidad muestra. Tenía las manos regordetas, con dedos cortos y algo torpes.
Cada día llegaba a mi refugio, montado en su flamante Vespa que dejaba arrimada a la pared de la casa del abuelo Antonio y, después de girar una enorme llave en la cerradura de aquella pesada puerta de madera, disponía todo lo necesario para que las imágenes robadas a la vida quedasen para siempre impresas en el papel de la memoria.
Aquel cuarto de revelado era un sitio tosco, con los muros de piedra, sin adornos, situado en el bajo de la casa de la señora Vicenta, justo debajo de la cocina. Era un lugar frío y oscuro, lleno de cosas que no recuerdo para qué servían. Al lado de la casa había un surco por el que corría el agua de la poza de O Freixo. Él había colocado en él una teja redonda y muchas veces lavaba allí cosas y colocaba cuencos en los que recogía agua que luego llevaba a aquel extraño cuarto.
Dice mamá que siempre fui una niña muy curiosa y amistosa, así que el señor Ramón me encontraba por allí husmeando todos los días y, como yo me dejaba, me hacía fotos, supongo que para practicar. Conservo algunas de aquellos primeros años 60, de los que no recuerdo si sabía hablar o no. Nunca nadie me dijo que yo fuese de muchas palabras. Pero es igual.
El señor Ramón me ha dejado una buena herencia: imágenes de mi niñez impresas en papel. Para no perder la memoria…
pues te dejó una buena herencia, no me cabe duda... ¡pero mira que ricuriña eras!
ResponderEliminarademás de las imágenes te dejo impresas un montón de sensaciones que todavía hoy, muchos años después, perviven.
¿preparada para os exames?
biquiños,
Concha, Concha, Concha! Todos hemos o deberíamos tener material tangible para preservar la memoria. Un texto tierno y tan personal !. Magnífico. "se me han puesto los pelos de punta" por las similitudes, en mi vida el señor Ramón fue Don Francisco.
ResponderEliminarConcha enfilas las palabras con tal maestría que es un placer leerte.
Un abrazo
Efectivamente, la memoria hay que preservarla y mimarla, estoy de acuerdo contigo. Esa foto no tiene precio y el texto es estupendo. Un abrazo
ResponderEliminarHola Concha, todos hemos o deberíamos procurar preservar la memoria, nuestra memoria.
ResponderEliminarUn gran texto tierno y muy personal.
Una gran entrada
Saludos.-
pois sigues tendo a mesma cara, reconóceseche ben!
ResponderEliminar(e eu que pensaba que estabas a falar de teu pai! percateime cando xa estaba rematando de ler...
eu non teño fotos de tan pequena, ninguén quería conservar a memoria.
· Un buen homenaje al recuerdo, y al plasmador de memorias. Todos debiéramos hacer un esfuerzo en retroceder hasta aquella primera foto. Queda en mi memoria aquel niño que soy, en un triciclo, en un pasillo, mirando con interés al pajarito, que ahora llamamos objetivo, lente, cristal.... Aquel niño de color sepia es ahora blanco y negro, o en color, saturado o desaturado... Lástima que no recuerde quién hizo '¡click!'
· BQÑSMTS
CR & LMA
________________________________
·
No encuentro el lugar de "publicar un comentario" así que he pinchado en "responder" a Ñoco...que imagino que no se molestará (porque a él no le estoy respondiendo).
EliminarEste es un comentario para Concha.
Ando con poco tiempo para publicar y para poder visitaros y leer vuestras entradas (la música me absorve) Hoy me acerco para agradecerte el estar ahí el día de mi cumple, y por tu felicitación.
Muchísimas gracias Concha y que todo te vaya bien.
Un abrazo y hasta pronto
Que bonito, y que hermosas tus palabras, y la foto, y todo, me ha encantado, pero encantar de encantamiento, así como dice un amigo mío, "encantamente", y me gustaron mucho estas, en concreto :"Nunca nadie me dijo que yo fuese de muchas palabras.", y me gustan porque me veo en ellas.
ResponderEliminarGracias, Concha, un placer, siempre
Besos
Ío
Me ha gustado la historia que tejes del Sr. Ramón en el que encuentro reflejos de una infancia que quizá no esté únicamente atrapada en las imágenes que te hizo.
ResponderEliminarAlguna veces, algunas personas, no se saben muy bien por qué, dejan huella.
Bicos.