por la
pendiente de la tarde
y las
primeras sombras
depositan su
mirada en las calles,
vuelan unas
gotas de alegría,
prendidas en
las brisa fría
que entra
por la ventana.
Llegan a mí
las campanadas
que me
anuncian otra noche,
una más,
en la que el
sueño se adueñará de mis párpados.
Imágenes
inconexas,
leves
balanceos de una cuna olvidada,
de sábanas
arrugadas,
amalgamas de
versos y soledades,
rostros y
manos que se mueven
de escenario
en escenario,
piedras y
palabras,
puentes,
carreteras, edificios…
Vestida de
noche, con la noche a la espalda,
nombrando lo
innombrable,
en un
tumulto de recuerdos,
sueño con
caminos,
con los que
anduve, con los que dejé
en cada
encrucijada…
Y después, presa
en sudor,
enredada en
silencios,
abro los
ojos…
Pero la
madrugada tarda en llegar.
¿Será que
olvidó las campanas?
· Una combinación de lujo. Merce con sus imágenes y tú, tú con tus letras, siempre tam bien cosidas a la realidad poética.
Y ahora, en un blog luminoso, como luminosos son sus contenidos.
· BQñSMTS, poeta.
CR· & ·LMA
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·
Te quiero ñOCO. No se lo digas a nadie. Y Merce... Unha XOIA!
ResponderEliminarUnas palabras preciosa Concha acompañadas de una bella imagen.
ResponderEliminarHas vestido muy bien, tu casa.
Una forta abraçada
Tus palabras atinadas, sensibles, llenas de recuerdos (soñados o vividos) de nostalgias, incluso puede que de alguna furia, acompañan perfecta y gratamente a ese nocturno precioso que nos muestras.
ResponderEliminarFelicidades y biquiños
la noche, cómplice, la noche, inquieta... y el tiempo envolviéndolo todo al son de las campanas.
ResponderEliminarbiquiños,